Playas de arena blanca, aguas turquesas protegidas por arrecifes de coral y bosques tupidos donde se esconden lagunas alimentadas por cascadas.
Fiji es otra de esas encarnaciones del paraíso que se desparraman por las aguas del Pacífico Sur.
A pocas horas de vuelo desde la vecina Australia, este archipiélago de más de 330 islas ofrece playas de ensueño, mares limpios y cálidos cuajados de arrecifes de coral repletos de vida marina, una naturaleza exuberante y una cultura sincrética que incluye los rasgos propios de la Melanesia, importantes aportaciones de la comunidad hindú traslada por los ingleses y la propia herencia de la presencia colonial británica.
Fiji es un destino de ensueño que, a diferencia de otros países y regiones de la vecina Polinesia, ofrece precios ajustados y la posibilidad de armar viajes de bajo presupuesto. Eso sí, las conexiones aéreas desde Europa o Latinoamérica demandan escala en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o los grandes hubs del Extremo Oriente (Tokio; Hong Kong o Singapur).